
La artrosis de rodilla, diagnóstico y tratamiento
En anteriores artículos ya os explicábamos lo que era la artrosis deformante, un mal que sufren 585 millones de personas en el mundo. Se trata de una dolencia que se da en muchas articulaciones, aunque una gran cantidad de pacientes tienen a sufrirla en la rodilla debido a que es quizás la articulación que más sufre en nuestra vida diaria.
Diagnosticar la artrosis de rodilla no es complicado. Un primer interrogatorio médico al paciente y una exploración ya hará que nos acerquemos a saber si se puede tratar de este problema. Con una posterior radiografía el doctor podrá confirmar si se pueden observar los signos de la artrosis.
Pero más allá de cómo hallamos si realmente es artrosis, es tal vez más interesante saber qué hacer una vez diagnosticada. Durante muchos años el tratamiento de este problema que muchos podremos sufrir con el paso del tiempo era costoso y poco eficaz, pero los avances de la farmacia y la medicina han abierto nuevas fronteras.

Será entre los días 21 y 24 de junio y tratará en amplitud los avances en estos tratamientos altamente especializados. Se trata de una terapia que tiene que ser realizada principalmente médicos y que puede mejorar patologías como la tendinitis, la artrosis, los atrapamientos nerviosos o incluso la fibromialgia.
Estos tratamientos consisten en aplicar, mediante un cabezal, ondas sonoras de alta velocidad para romper los tejidos y que se provoque una respuesta inflamatoria, que pueda reconstruir los que estaban dañados previamente.
No se trata de algo nuevo, estos tratamientos llevan muchos años en funcionamiento, pero si que es un campo en el que aparecen constantes avances que nos hacen pensar en nuevas soluciones para enfermedades crónicas que hoy en día suponen una gran degradación de la calidad de vida de los pacientes, como es el caso de la artritis.
Los resultados positivos que han dado en tratamientos en huesos y tendones han derivado en otras y novedosas aplicaciones. Las ondas de choque están dando buenos resultados en la regeneración cutánea, al aplicarlas sobre lesiones crónicas de la piel, e incluso hay investigaciones y estudios que valoran la posibilidad de que tengan un efecto regenerativo en algunas lesiones de miocardio.
Son solo algunos de los temas que se tratarán en el congreso, en cuyas sesiones participarán médicos especializados en este tipo de tratamientos venidos de todo el mundo, y que impartirán sesiones magistrales para el curso certificado del ISMST.
Tratamientos para la artrosis
Los tratamientos para quienes padecen artrosis de rodilla agrupan diferentes medidas, que pueden ir desde la pérdida de peso si el paciente también padece obesidad, hasta un programa de ejercicios que puedan ayudar a la rehabilitación. Medidas que se suelen combinar en casos severos con poderse llegar a plantear una intervención quirúrgica desde la artroscopia simple, las osteotomías, y finalmente la prótesis.
Lo más importante, en cualquier caso, será detectarla lo antes posible para maximizar las posibilidades de éxito de los tratamientos. Habría que hablar en este caso de los avances en el mundo de la farmacología. Noltrex, un medicamente del que ya hemos hablado en este blog, podría llegar a tener una función regenerativa sobre los cartílagos dañados, según se observa en estudios con animales experimentales.
La investigación también toca otro tipo de terapias. Los tratamientos con ondas de choque, por ejemplo, suponen una opción altamente especializada que puede conseguir que mediante ondas sonoras de alta velocidad se favorezca la reconstrucción natural de tejidos y a nivel de artrosis mejora tanto a nivel de la inflamación sinovial, tendones e incluso en recientes trabajos a nivel de hueso subcondral.
En definitiva, se abren nuevos terrenos y se puede ser optimista con los avances en cuanto a la mejora de los pacientes con artrosis, pero el diagnóstico temprano sigue siendo clave. Debido a que es una articulación de carga, que sufre con el paso de los años, la rodilla es una articulación especialmente expuesta a esta dolencia. La recomendación es clara: a la mínima sospecha, acudir a un especialista que valorará de forma individualizada al paciente.